… mientras cada frontera de la ciudad cerrada
se estrecha como un límite
final de la aventura.
.
Luis García Montero
Ven,
te ofrezco esta ciudad sin nombre y sin futuro,
y permíteme que no te llame amor,
que no te llame apenas,
que tan sólo reclame tu calor
sin nombre y sin futuro,
a juego con las sombras que corren por mi vida.
Descubrirás conmigo las callejas
que he dibujado a veces en postales perdidas,
en dos trazos que te hacían sonreír
y preguntar, curiosa, por las leyes de tráfico, las obras, las formas de cariño.
Ven, puesto que hace tiempo que clamas a las puertas
de esta ciudad de todos los posibles.
Te prometo murallas y desdenes,
calculados encantos impostores,
hoteles sin estrellas y paseos con un final pactado.
Te prometo palabras
y razones para no volver nunca
(garantizadas salidas de emergencia).
No puedo prometerte,
como ves,
casi nada.
Pero ven,
que tengo que mostrarte los espejos,
las horas de la noche que nunca conociste,
la lentitud que muerde y pide y grita,
el ritmo,
el centro de los cuerpos,
el violento silencio quebrado de la noche.
A cambio no pido más que el tacto
que se me pierde por entre las costuras,
que vengas sin ropa ni equipaje,
que no declares nada,
que nada te lleves de recuerdo,
y que nunca te quedes.
2 comentarios:
¿Para quién lo escribiste?
¡Ya sé para quién es! ¿Lo sabe?
Publicar un comentario