domingo, 5 de octubre de 2008

MISTER CNX, de Javier Gato

MISTER CNX

Yo quiero un novio como Míster CNX
Míster CNX me trae loco desde los diecisiete años
con su BMW, sus turulos hechos con billetes de 500
y sus ojeras de Apolo sin lira de incógnito en una rave.
Cuando Míster CNX resucita, hace rugir el BMW
y corre hasta el pie de mi cama,
perdiendo varios puntos en el carné
y llevándose varias papelas por delante,
para arrastrarme con él a la perdición.
Es un Príncipe oscuro, caballero andante
de las golfas y conejas sin remedio,
mi paladín que me salva del dragón de la Facultad
y me lleva a correr por los tejados,
a estrellarnos contra la I fundida del rótulo de Ítaca
y a comer perdices de colores,
de las de a cinco euros.
A medio suspiro de mi oído
Míster CNX me incita a ser siempre más puta,
a anhelar sus orgías semanales,
a desear esa pipa suya donde se queman unas nieves milagrosas
entre fuertes crujidos.
En la pista de Ítaca,
las muchedumbres nos empujan al uno contra el otro
nos abrazamos hasta arañarnos las carnes,
nos desgarramos los labios y la cara a mordiscos,
bebo su sudor insaciablemente,
nuestras cabezas y sexos se calientan
al calor del crisol de la golfa de Kate Moss.
Y entonces se hace de día.
Míster CNX recoge la pipa de la paz y el hacha de guerra,
las pinturas de batalla,
y con el primer rayo de sol me deja en la puerta de mi casa,
como el Beltenebros del Vicio que es.
El BMW sale disparado como una centella calle abajo,
faziendo algún que otro entuerto,
para llegar a su castillo antes de que el tercer rayo de sol
golpee el Valle del Guadalquivir.
Con su whisky en mis labios,
entro en una casa recalentada y vacía.
El próximo fin de semana,
el caballero que me adora sin poseerme
retará de nuevo a mi carcelero
y me llevará a la anagnórisis, al desfase.
Los gatos tenemos prohibido creer en libros de caballerías…
Pero yo quiero un novio como Míster CNX

Javier Gato

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