Día 4 de Enero
NOCHE 9.
UN GRAMO DE COCO Y UNA PIZCA DE DALTON
COCO MANFREDI
DALTON TROMPET (Nuria Mezquita)
Coco Manfredi:
De Coco manfredi no se conoce muy bien la historia. Sus continuos cambios de look y compañía hacen que en torno a él se hayan ido formando historias y anecdotas de las que muchas veces ha renegado.
Se sabe que nació a finales de 1986 en Sevilla. Pasó la infancia corrompiendo la vida de algunos pueblos de la provincia. A los once años lo soltaron por las calles del barrio de Sta. Cruz de las que consiguió salir a los 14 para ir a ensayar con alguno de los grupos de música que ha tenido. A los 17 se dio cuenta que nunca llegaría a ser Satriani ni Clapton así que se puso a destilar algun cuaderno de los que saco versos irreverentes y políticamente incorrectos.
Este otoño ha sido corresponsable del recital de poesía chilango-andaluza joven celebrado en Sevilla. Por el momento no se ha preocupado de publicar entre otras cosas, como dice él "porque no me sale de los güebos y prefiero beber litros en San Pedro". Actualmente, ademas de seguir con la carrera de Filología Hispánica, bebe cerveza y fuma un paquete de tabaco (Winston a ser posible) al día. Se le puede encontrar fácilmente por las calles del centro. NO A LA LEY ANTIBOTELLÓN.
http://cocomanfredi.spaces.live.com
Dalton Trompet:
Amenaza convertirse en la próxima mujer persiana cuando consiga librarse de los pocos prejuicios que aún pinchan su mente de madame Paprika. Camina desde hace tiempo con su trompeta al hombro, cual arma arrojadiza para los imbéciles corderitos que pueblan sus caminos. Combate la traición entonado la canción de Frida, revolucionando la poesía vistiéndola de mujer libre con pelos en la lengua. Nacida a los 15 años en sevilla, siempre quiso andar lejos, lo deseó tanto como tocar la trompeta y todavía hoy no ha desistido en el intento. Prefiere rodearse de personas non gratas, desheredados del mundo y soñadores eternos que se venden por el proyecto más estúpido, con tal de cruzarse en sus vidas con mujeres colillas y trovadores de malas lenguas. Su pequeña osamenta se derrama por las calles intentando despistar a los ignorantes que llevan careta por cara y espada por saludo. Sus sienes están cargadas de zumos y siempre presume de ello, aun a riesgo de que cualquier deseado desaprensivo ose exprimirlas.
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